A través d’aquest post de Enrique Dans he arribat a las herramientas prohibidas, una ponència escrita per Carlos Sánchez Almeida per a la I Jornada sobre E-Derecho y Sociedad del Conocimiento celebrada a Saragossa a principis de Novembre.

El text és una mica extens, però recomano al menys la lectura del punt 6 titulat “La simple información, un delito: hacia la insurrección wireless” on s’analitza l’artícle 286 de la lley orgànica 15/2003 que parla sobre la prohibició al contracte de les línies ADSL domèstiques de comparir lliurement la connexió a internet.

El que més m’ha agradat és la conclusió final d’aquest punt, citant textualment el text de Carlos:

Dejar la conexión wi-fi abierta es todo un detalle de urbanidad, que además cumple una función revolucionaria: hace inútil cualquier investigación policial basada exclusivamente en la IP.

Si una conexión wi-fi está permanentemente abierta, es imposible demostrar la procedencia de cualquier transmisión basada en esa IP, que puede tener su origen en cualquier ordenador situado en un rango de cien metros. Si multiplicamos esas conexiones abiertas a lo largo y ancho de la ciudad, el efecto expansivo es revolucionario.

Sin orden de entrada y registro, una simple IP no prueba nada. Señores parlamentarios, muchas gracias: han conseguido socializar mis delitos. Compartir siempre es bueno: ha llegado el momento de la insurrección wireless.